Y dos años después... sigo feliz de saber que estás aquí y que estoy ya estando.
No se si a alguien se le haya ocurrido celebrar el segundo aniversario de la creación de un texto, o escribir un texto de un texto que cumple dos años.
Dos años es la diferencia entre la final de un mundial de fútbol y la inauguración los juegos olímpicos o para no tratar de complicarnos mucho la vida fue el motivo por el que Jorge Drexler escribió uno de sus más hermosos temas: 730 días.
Son dos años de letras que están relacionadas muy directamente con la virtualidad que aloja mis textos, la colección de abrazos e imágenes sin contar la cantidad de JPG's que habitan en una carpeta de mi ordenador y esa posibilidad de transmitir, retransmitir, procesar y reprocesar las ideas sin recorrer el viejo camino romántico de arrancar la hoja y volver a empezar.
Basta dos o tres clics para cambiar de opinión y de rumbo en el mensaje que uno quiere entregar y después de dos años, el mensaje sigue siendo el mismo. Hoy hace dos años que por vez primera afirme que hacía falta un texto y no se si lo tengo más presente porque es su aniversario o por el tipo nuevo con el que comparto clases y lleva tu apellido.
No se realmente qué sea, pero últimamente estos aires de nostalgia me recuerdan mucho a ti, a unos brownies que no lo parecían tanto y a una larga cadena de pretextos adornadas con fotos, más letras, abrazos virtuales y besos que no recibiré.
Aún no se si ya puedo decir: ¡Lo hice! apagar la luz, y otra vez, soñar contigo... sólo se que dos años después, sigo esperando que sean mis letras los textos que buscabas.
No se si a alguien se le haya ocurrido celebrar el segundo aniversario de la creación de un texto, o escribir un texto de un texto que cumple dos años.
Dos años es la diferencia entre la final de un mundial de fútbol y la inauguración los juegos olímpicos o para no tratar de complicarnos mucho la vida fue el motivo por el que Jorge Drexler escribió uno de sus más hermosos temas: 730 días.
Son dos años de letras que están relacionadas muy directamente con la virtualidad que aloja mis textos, la colección de abrazos e imágenes sin contar la cantidad de JPG's que habitan en una carpeta de mi ordenador y esa posibilidad de transmitir, retransmitir, procesar y reprocesar las ideas sin recorrer el viejo camino romántico de arrancar la hoja y volver a empezar.
Basta dos o tres clics para cambiar de opinión y de rumbo en el mensaje que uno quiere entregar y después de dos años, el mensaje sigue siendo el mismo. Hoy hace dos años que por vez primera afirme que hacía falta un texto y no se si lo tengo más presente porque es su aniversario o por el tipo nuevo con el que comparto clases y lleva tu apellido.
No se realmente qué sea, pero últimamente estos aires de nostalgia me recuerdan mucho a ti, a unos brownies que no lo parecían tanto y a una larga cadena de pretextos adornadas con fotos, más letras, abrazos virtuales y besos que no recibiré.
Aún no se si ya puedo decir: ¡Lo hice! apagar la luz, y otra vez, soñar contigo... sólo se que dos años después, sigo esperando que sean mis letras los textos que buscabas.
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